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miércoles, 12 de junio de 2013

Calendario literario

Hoy, hace 186 nacía...

          Johanna Spyri, escritora suiza autora del relato mundialmente famoso “Heidi”, nació el 12 de junio de 1827.
          Johanna Louise Heusser nació en el pequeño pueblo suizo, Hirzel, en las montañas, cerca de Zurich. Cuarta hija de un médico rural y una poetisa, recibió una cuidada educación. Estudió varios idiomas y, como sentía una gran afición musical, estudió primero piano y después arpa. Sus otras dos pasiones eran la naturaleza y la lectura. Su casa, en una pequeña aldea, en plena naturaleza, parece salida de un cuento, cuando en realidad, fue su casa, su aldea, su montaña, sus bosques, sus flores…, elementos únicos los que inspiraron historias como la de “Heidi”. Sus vacaciones las pasaba en la bella región de Chur, escenario donde se desarrolló casi toda la acción de esta historia.

          Con 18 años, Johanna se convierte en maestra de sus dos hermanas pequeñas, mientras aprovecha para leer todo lo que está a su alcance. Con sólo 25, en 1852 conoce a Berhand Spyri, un amigo de su hermano que sería el amor de su vida y con el que pronto contraería matrimonio. Él era editor de un importante diario y este trabajo les llevó a ubicar su residencia en Zúrich, lo que provocaría en la escritora una inmensa nostalgia por su pueblo natal. Esta nostalgia sería la misma que vivió Heidi, cuando la niña debe dejar Suiza para instalarse en Francfort, según podemos saber por la historia contada.

          Intentando superar su nostalgia y soledad, pretende participar, junto con algunas amigas, en actividades musicales y literarias, que no fueron capaces de librarla de una profunda depresión, que sólo superaría con el nacimiento de su hijo Bernhard, en 1855. Bernhard heredaría el gusto musical de su madre convirtiéndose en un buen violinista que ejecutaría hermosos dúos con su madre al piano o al arpa.


          Dedicada a la literatura infantil, su primera novela vería la luz en el año 1870, pero continuaría su producción durante varios años, en los que escribiría más de 20 obras. Entre ellas están, “Heidi” y “Otra vez Heidi”, que nos cuentan la historia de una niña huérfana que se muda a las montañas para vivir con su abuelo. Estas dos historias fueron las más populares, traduciéndose a más de 40 idiomas. Se han hecho 7 adaptaciones para el cine y muchas más para el teatro, radio y televisión.
          Johanna escribiría también para recaudar fondos para la Cruz Roja Internacional, como por ejemplo el libro “Una hoja en la tumba de Vrony”.

          En 1884  mueren su marido y su hijo. Viuda y sola, se muda a otra casa y vive con una pequeña sobrina, para la que sigue creando cuentos del mismo modo que lo haría para su hijo. Escribiría hasta el fin de sus días, legándonos 50 bellas historias como “Grittli”, “La pequeña salvaje”, “El lago de los ensueños” y “Sin patria”.



          Johanna llegó a hacerse muy popular, y críticos, público y editores la solicitaban constantemente, aunque ella hacía todo lo posible por evitarlo. Agotada, a principios de 1901 viaja a los Alpes y el norte de Italia. Murió el 7 de julio de 1901, en Zúrich.

          Todos los suizos están orgullosos de su escritora, a la que han homenajeado en muchas ocasiones. El de Johanna Spyri, no obstante, es uno de esos casos en que el personaje creado, Heidi, eclipsa la vida, la fama y la luz de su creadora.


En 1974 se estrenó la versión de dibujos animados Heidi, anime japonés de la productora Nippon Animation. La serie se convirtió en un auténtico fenómeno televisivo, tanto en su Japón original como en Europa y Latinoamérica.
En la misma, Heidi es descrita como una morena, pelo corto y grandes rosetones sobre la cara.






La historia de Heidi
          Heidi es una niña que, huérfana desde muy pequeña (y cuyo nombre verdadero es igual al de su madre, Adelaida), queda al cuidado de su joven tía Dete. Apenas la mujer encuentra una buena oportunidad de trabajo, lleva a la niña a vivir a la aldea de Dorfli con su abuelo, a quien no conocía, y a quien los habitantes llamaban "El viejo de los Alpes", por ser casi un ermitaño. Heidi es cautivada por la vida en los Alpes, donde lleva un contacto directo con la naturaleza. Ahí conocerá a Pedro, un chico que se encarga de pastorear a las cabras de los aldeanos, y que pronto se convertirá en el mejor amigo de la pequeña, y en su compañero de aventuras. Heidi vive feliz, pero alejada de la sociedad, pues su abuelo se niega a que acuda al colegio. La pequeña entabla sin embargo una gran amistad con la abuela y la madre de Pedro.


          Un año después de terminada la primera novela, apareció la segunda parte. De nuevo Heidi, narraba las aventuras de la niña, pero ahora alejada de las montañas porque su tía la había hecho contratar para hacer de damita de compañía de una niña inválida, Clara Sesemann. Clara forma parte de una de las familias más importantes de Fráncfort, y sufre una vida de encierro, únicamente acompañada de la servidumbre y de la Señorita Rottenmeier, su tutora, ya que tanto el padre como la abuela de Clara permanecen poco tiempo en la ciudad por motivos de negocios. El encierro y la rigidez en la educación termina por deprimir a Heidi, pero creará fuertes lazos de amistad con Clara y su familia. El padre de Clara, consciente de la depresión de Heidi, decide enviarla de regreso a las montañas. Heidi cambiaría la vida de la familia de Clara. Poco tiempo después de la partida de su amiga, Clara es enviada a visitarla a los Alpes, donde en medio de los bellos paisajes y rodeada por el cariño del abuelo, de Pedro y de Heidi, se esfuerza por lograr caminar. Y al final lo consigue, pero no del todo. Pero cuando vuelve a Francfort, con la ayuda de su medico, consigue andar por sus propios medios.

La casa de Heidi en Maienfeld

4 comentarios:

Cristina Davó Rubí dijo...

Como suele ocurrir con las historias llevadas a la televisión, tenemos en nuestra memoria las imágenes de esa Heidi de pelo corto creada por los japoneses. Bueno es recordar de dónde proviene el personaje original. Justo homenaje, pues, a la escritora Johanna Spyri.

Anónimo dijo...

¡Qué tiempos aquellos! Me encantaban esos dibujos animados.
Mª Ángeles.

Anónimo dijo...

Jeje, a mí también. Aún me acuerdo de Heidi con su Copito. En mi casa lo vimos todos ( o casi): mis madre (y supongo que mi abuela con ella), yo y mi hermana.

Son esas que nunca pasan de moda.

Aída Emilia García Molina 3ºD

Anónimo dijo...

Son series que te marcan en tu infancia,yo también lo solía ver con mi abuela y mi hermano jajaja.

Elena López Serrano 3ºESO D