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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Calendario literario

Tal día como hoy...



1862. Nació, O. Henry, escritor estadounidense, considerado uno de los maestros del relato breve. Era el seudónimo del escritor, periodista, farmacéutico y cuentista estadounidense William Sydney Porter (11 de septiembre de 1862 – 5 de junio de 1910). 
 

          En la mayoría de los mejores cuentos de O. Henry, escritos en los primeros años del siglo XX, se valora principalmente el final imprevisto y los giros repentinos de la trama al final del relato. Muchos cuentos tienen lugar en la ciudad de Nueva York y retratan generalmente personajes normales y corrientes como dependientes, policías, camareras. Su obra más conocida, Los cuatro millones (1906), hace referencia al número de habitantes de la ciudad de Nueva York a comienzos del siglo XX, y al hecho de que cada uno de estos habitantes constituía para O. Henry "una historia digna de ser contada".


  

          Cada relato de Cuentos de Nueva York es una pequeña obra maestra: O. Henry supo captar el espíritu de la época en la que vivió. Estos cuentos son una radiografía de la formación de Nueva York, que en 1900 ya contaba con cuatro millones de habitantes, cada uno de los cuales constituía para él «una historia digna de ser contada».

             
          Os dejamos un fragmento de uno de sus cuentos, por si os aventuráis en su mundo y tenéis gana de leer al genial autor norteamericano.






El alegre mes de mayo
     Les ruego que le propinen un buen golpe al poeta cuando les cante las alabanzas del mes de mayo. Se trata de un mes que presiden los espíritus de la travesura y la demencia. En los bosques en flor rondan los duendes y los trasgos: Puck y su séquito de gnomos se dedican febrilmente a cometer desaguisados en la ciudad y en el campo.
     En mayo, la naturaleza nos amonesta con un dedo admonitorio, recordándonos que no somos dioses, sino super engreídos miembros de su gran familia. Nos recuerda que somos hermanos de la almeja y del asno, vástagos directos de la flor y del chimpancé, y primos de las tórtolas que se arrullan, de los patos que graznan, y de las criadas y los policías que están en los parques.
     En mayo, Cupido hiere a ciegas: los millonarios se casan con las taquígrafas, los sabios profesores cortejan a masticadoras de chicle de blanco delantal que, detrás de los mostradores de los bares, sirven almuerzos; los jóvenes, provistos de escaleras, se deslizan rápidamente por los parques donde los espera Julieta en su enrejada ventana, con la maleta pronta; las parejas juveniles salen a pasear y vuelven casadas; los viejos se ponen polainas blancas y se pasean cerca de la Escuela Normal; hasta los hombres casados, sintiéndose insólitamente tiernos y sentimentales, les dan una palmada en la espalda a sus esposas y gruñen: “¿Cómo vamos, vieja?”
     Este mes de mayo, que no es una diosa sino Circe, que se pone un traje de disfraz en el baile dado en honor de la bella Primavera que hace su presentación en sociedad, nos abruma a todos.
     El viejo señor Coulson gruñó un poco y luego se sentó, muy enhiesto, en su silla de inválido. Tenía un fuerte reumatismo gotoso en un pie, una casa cerca de Gramercy Park, medio millón de dólares y una hija. Y también un ama de llaves, la señora Widdup. El hecho y el nombre merecen una frase cada uno. En la ventana junto a la cual estaba sentado el señor Coulson había junquillos, jacintos, geranios y pensamientos. La brisa trajo el olor de aquellas flores a la habitación. Inmediatamente se entabló una enconada lucha entre el olor de las flores y los enérgicos y activos efluvios del linimento para la gota. El linimento venció fácilmente, pero no antes de que las flores le aplicaran un puñetazo a la nariz del viejo señor Coulson. Mayo, la implacable y falsa hechicera, había hecho su obra mortífera. 
(fragmento).


1 comentario:

Cristina Davó Rubí dijo...

El uso de un lenguaje popular, atravesado por la ironía e incluso la burla, para mostrar el realismo de su época, hizo famoso a este escritor norteamericano.
Respecto a este cuento, es cierto que a veces el mes de mayo puede propinar un buen puñetazo, a lo tonto, entre aroma de flores y buen tiempo.