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lunes, 17 de febrero de 2014

Calendario literario


Hoy hace 178 años…
          Nacía en Sevilla el 17 de febrero de 1836, Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Bécquer). Su padre, el pintor costumbrista José Domínguez Insausti, firmaba sus obras con el apellido de sus antepasados, una noble familia de comerciantes de origen flamenco en Sevilla 300 años antes del nacimiento del poeta, los Becker o Bécquer. Él y su hermano mayor, pintor como su padre, adoptarían también este apellido en su faceta profesional.


          Huérfanos de padre y madre desde los 11 años vivieron, primero en el hogar de unos tíos maternos, y después con su madrina Manuela Monahay, cuyo nivel económico e intelectual fue el caldo de cultivo propicio para la vocación de Gustavo Adolfo. Viajó mucho con su hermano por Madrid y Toledo, frecuentando ambientes artísticos y literarios y llevando una vida bohemia, mientras escribía distintos trabajos por encargo para ir sobreviviendo.
Su relación con las mujeres no fue todo lo dichosa que sería deseable. Enamorado de la cantante de ópera Julia Espín, comenzó a escribir su famosas “Rimas”, inspiradas en un amor que le llenaba toda su vida. No obstante, Julia no estaba interesada en el escritor y éste amor no sería correspondido. Después se enamoró de otra mujer, Elisa Guillén, quien se cansó pronto de él, sumiéndole en una gran desesperación e inspirándole las composiciones más tristes, fatalistas y amargas de su obra. Mientras era tratado de una enfermedad venérea, conoce a la que sería su esposa y madre de sus hijos, Casta Esteban, aunque nunca llegarían a ser felices. Los problemas conyugales surgirían a raíz del nacimiento del tercer hijo, pues su esposa le era infiel y el poeta pensaba que éste hijo lo era del amante de su esposa y no suyo.
          Además de escribir con mayor ritmo para procurar el sustento de su familia, también trabajó como periodista, censor literario y llegó a ser director de la revista “El entreacto”.
            Las “Rimas”, escritas en el año 1867, desaparecieron durante las revueltas de la Revolución de 1868, pero pudo volver a reescribirlas haciendo gala de una impresionante memoria. A través de su obra poética, Bécquer nos deja entrever su melancólica y atormentada vida. Aparte de de un destacado poeta, demostró ser un gran narrador, escribiendo caso treinta relatos del género leyenda, muchas de ellas de carácter gótico o de terror, algunas de aventura y otras bellas narraciones de prosa poética. En ellas, el autor atrapa la atención del lector mostrándole un mundo fantástico, que lo mantiene subyugado hasta el final del relato. Su obra periodística es menos conocida, aunque no por eso menos importante.

 
          Después de la muerte de su hermano y tras varios empeoramientos de una tuberculosis que contrajo con sólo 21 años, y posiblemente a causa de un enfriamiento invernal, su precario estado de salud se agrava, y muere en Toledo, el 22 de diciembre de 1870, con 34 años. Ese día, de manera significativamente romántica, el cielo lloró su pérdida y se produjo un eclipse total de sol. Desde 1972 sus restos descansan en el Panteón de Sevillanos Ilustres.
          Con motivo del primer centenario de su muerte, la FNMT de España emitió un billete con su imagen por un valor facial de 100 pesetas. Además del busto de Gustavo Adolfo Bécquer, podemos ver una alegoría a una de sus rimas más famosas “Volverán las oscuras golondrinas”, la Catedral de Sevilla y un par de imágenes de carácter romántico.

                                            

                                                             Amor eterno

                                             Podrá nublarse el sol eternamente;
                                             Podrá secarse en un instante el mar;
                                             Podrá romperse el eje de la tierra
                                             Como un débil cristal.
                                             ¡todo sucederá! Podrá la muerte
                                             Cubrirme con su fúnebre crespón;
                                             Pero jamás en mí podrá apagarse
                                             La llama de tu amor. 

4 comentarios:

Cristina Davó Rubí dijo...

La semana pasada pedí a mis alumnos de 1º que buscasen un poema de amor para hacer un trabajo en el que después tenían que escribir ellos un poema de respuesta a ese que habían elegido, como si se lo hubiesen escrito a ellos personalmente. Y por supuesto, ganó Bécquer, nuestro romántico por excelencia, con versos tan bellos como los que en el blog aparecen hoy.

Anónimo dijo...

Pues hoy, precisamente, lo hemos trabajado en 4º ESO, hace unos días leímos una leyenda. Mañana entraremos en el blog.
Mª Ángeles.

Lucía dijo...

Me encanta este apartado, me refresca los conocimientos adquiridos y dormidos en la memoria. Gracias.

Anónimo dijo...

Los alumnos de 4ª Bilin, recordaremos a este escritor por su trayectoria romántica, y porque ha coincidido esta entrada al blog con nuestro estudio sobre el Romanticismo.
4º Bilin.