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lunes, 26 de agosto de 2013

"Para ti la perra gorda"


Origen de la expresión "Para ti la perra gorda" .
           A veces las expresiones populares vuelven a nuestra cabeza, o las oímos en una conversación, recientemente ha ocurrido con la expresión que reproducimos hoy en el blog. "Para ti la perra gorda”. Decimos esta frase cuando queremos zanjar una discusión, que lejos de dar la razón, sirve para hacer ver al interlocutor que está siendo obstinado en un asunto en el que se equivoca.

            La "perra gorda" era una moneda española, acuñada en 1870 por primera vez. Tenía un valor de 10 céntimos de peseta (moneda anterior al euro). Por debajo de ella estaba la "perra chica" que equivalía a 5 céntimos de peseta.




          Su nombre se le debe al reverso de dicha moneda, donde estaba grabado un león sosteniendo el escudo de España. El pueblo llamó "perra" al león por confundirlo con tal animal dada la delgadez y la extraña posición con la que estaba representado.
          Y debido entonces a su escaso valor, se daba a entender irónicamente en la frase, que era el precio que se ofrecía por dar por concluida la disputa con la que no se estaba de acuerdo.
 
                En algunas regiones de España la frase se completa con "...y para mi el real". 


          Todos conocemos el origen de los dichos populares referidos a monedas, pero de vez en cuando conviene repasarlos para valorar la cantidad de ellos a los que, coloquialmente, nos referimos.

¡Estar sin una perra!
¡Estar sin una gorda!
¡Fulano tiene muchas perras!
¡Esto no vale ni una perra!
¡Estar «desperrao»!
El que calla, otorga o no tiene una perra gorda.

 
          Y estas son las perras gordas y chicas en la época franquista (1940-1953).
 Otro día hablaremos de todas ellas, y de los billetes de curso legal, antes, mucho antes, de que llegaran los euros, claro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué vida más perra! Es broma. Yo conocí la perra y la perrilla (gorda y chica).¡Qué tiempos aquellos!
Mª Ángeles.

Cristina Davó Rubí dijo...

Yo no conocí ni a la gorda ni a la chica, pero sí llegué a tiempo de las pesetillas y los duros. ¡Qué lejano quedará esto para la joven generación del euro!