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lunes, 13 de mayo de 2013

Nuestras mejores redacciones para el Día del Libro

          Hoy, de nuevo, os presentamos dos muestras de nuestras mejores redacciones para el Día del Libro, las últimas, en esta ocasión son de 4º de E.S.O. y nuestras dos compañeras escriben una historia diferente para que nos aficionemos a la buena lectura.
         Esperamos que os gusten,


LOS LIBROS, ESOS OBJETOS

                     Marisa Jiménez Pérez 4º E.S.O.-A


                        Los libros, esos objetos tan aparentemente aburridos, sin importancia, que pasan desapercibidos para la mayoría de la gente y que, de alguna manera, están para mí ciegos. No estarán ciegos realmente, pero sí lo están de alma. Solo las personas soñadoras, curiosas, enamoradas…, son las que saben ver y valorar un libro.
                        La mayoría de los jóvenes rechazan la idea de leer un libro sin ni siquiera haberlo intentado nunca, sin conocer lo que esconden sus páginas impresas, que la mayoría creen que no dicen nada, pero que para aquellos que los aprecian lo dicen todo. Además, los libros te dan una amplia gama de temas: cómicos, de aventuras, intrigas, romances… Los lectores tenemos una gran ventaja, como los actores antes un público, y es que, al igual que puedes abrir un libro y empezar a leerlo, puedes cerrarlo y volver a dejarlo en la estantería. No todos los libros nos van a gustar, es más, eso es imposible, pero igual que unos no nos gustarán, otros nos harán reír, llorar, soñar y vivir en otros lugares  y tiempos, porque los libros son mundos, mundos totalmente diferentes al nuestro, aquellos a los que solo podríamos acceder a través de esas páginas.
                        Para mí los libros que reposan en mi estantería son mis tesoros. Ellos han sido unos de los pocos que han conseguido hacerme reír, pensar, llorar, sufrir, viajar en el tiempo, soñar con seres increíbles, transportarme a lugares lejanos y mundos llenos de magia. No conozco una sensación tan agradable como sentirme identificada con un personaje o que se me acelera el corazón durante una batalla de aquellos lugares lejanos.
                        Sí, son auténticos tesoros llenos de vida, sentimientos y emociones, y de los que los lectores formamos parte mientras navegamos por sus páginas. Sé que no voy a vivir una sola vida, sino que tengo tantas  como libros he soñado, porque esos personajes que me han hecho pensar y ser, incluso, un poco mejor, esos mundos y sentimientos están y estarán vivos en mi corazón por siempre.
                     

    

MI GUSTO POR LOS LIBROS

Mari Carmen Navarrete 4º E.S.O.-A


                 Mi gusto por los libros y la buena lectura en general llevo arrastrándolo conmigo desde  que tenía casi cuatro años. A esa edad recuerdo que mi padre pareció decidir que yo era capaz de entender ese laberinto de letras  negras y pequeñas que se parecían a insectos negros sobre el papel blanco, que a mí me encantaba seguir con mis deditos cada vez que alguien se dejaba un libro abierto sobre la mesa, como si así pudiese descifrar  lo que decían sin saber siquiera como empezar a leer. Recuerdo, también, que alguien solía venir corriendo y me lo quitaba de las manos a traición, mientras decía: “No, Mari carmen, todavía eres muy pequeña para aprender a leer; y, además, puedes romper el libro”. Esa dichosa frasecita se me quedó grabada a fuego. Hasta que una noche, al acostarme, mi padre salió de mi habitación sin apagar la luz y al momento siguiente volvió del salón con un libro gordo y muy brillante en las manos (yo pude verlo desde mi cama, pero nunca sospeché que fuese para mí). Volvió a entrar en mi habitación, se sentó en mi cama y se lo puso en las rodillas. La portada era preciosa, de un azul  tan brillante  que no pude evitar burlarme en mi fuero interno del descaro con el que el mar parecía presumir de su color, con miles de personajes dibujados al detalle, con vivos colores, y un título enorme de grandes letras doradas en el que, con el tiempo, aprendí que se leía; “Cuentos escogidos”.
                        No hace falta que diga que cada noche me iba a la cama con el buen sabor de boca que deja una historia completamente nueva para un niño. Al principio, la voz de mi padre susurrándome personajes y escenas era todo cuanto necesitaba para ver “cuadros en el aire”. Era el narrador perfecto. Hasta que un día, más concretamente al acabar mi Primera Cartilla, descubrí que mi propia voz también parecía poseer esa misma “magia2 y empecé a buscar aquel libro en mi estantería, en ocasiones, durante el día, siempre que tocaba repasar la cartilla. El trato era, una página de la cartilla y otra del libro. La verdad es que no sabría decir cuándo ni cómo sucedió, pero un día, finalmente y casi sin darme cuenta, mi lengua se volvió rápida, viva… Tomaba las palabras escritas, las ocupaba y las volvía  a soltar. Todo a una velocidad increíble, pero no por eso exenta  de suavidad y cariño. Yo creo que las moldeaba y les daba un sentido, así tú mismo sabía cómo dárselo, también.
                        Por eso le debo mi pasión por los libros a mi padre, y eso es algo que voy a agradecerle siempre…. Claro, entre otras muchas cosas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

felicidades chicas por esas redacciones y os doy las gracias por animar a la lectura. María Romero

Cristina Davó Rubí dijo...

Apasionados y personales relatos de lo que significan los libros para estas dos chicas. Aficionarse a la lectura es algo que, cuando ocurre, ya no tiene marcha atrás.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por vuestras felicitaciones y por los libros que escogísteis para mí, pero las pocas líneas que dediqué para esta redacción solo muestran una pequeñísima parte de lo que siento hacia la lectura. Solo espero que quien lea mi pequeña opinión se quede con la curiosidad de ir a la estantería y abrir un libro, porque, de veras, merece la pena. Saludos. Marisa Jiménez Pérez.

Anónimo dijo...

Preciosos sentimientos manifestados a través de estas redacciones.
Mª Ángeles.