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sábado, 11 de mayo de 2013

Calendario literario

          Tal día como hoy, Camilo José Cela, hubiera cumplido 97 años.

      Camilo José Cela (1916-2002) ha sido uno de los grandes escritores españoles del siglo xx. Autor de novelas determinantes en la evolución de la narrativa española como La familia de Pascual Duarte o La colmena, narrador de viajes, investigador y experimentador con el idioma, Cela ha merecido galardones del ámbito hispánico como el Premio Cervantes (1995), o del internacional como el Nobel de literatura (1989).



Según Darío Villanueva,
Camilo José Cela, es el más representativo de los escritores que apuntaban ya cuando el comienzo de la Guerra Civil de 1936 y auténtico motor de la recuperación de nuestra mejor línea novelística a partir de su obra La familia de Pascual Duarte (1942), siempre me ha parecido que la Academia sueca quiso reconocer a su vez el arte insólito de un novelista que desde su verdad de ibero hablaba de un país peregrino que cada vez deja más de serlo (y acaso no podría ser de otra forma): la España de más rabiar, por citar de nuevo el poema titulado precisamente «Camilo José Cela», escrito por Gabriel Celaya, a quien nuestro nobel convirtió en personaje de su libro viajero Del Miño al Bidasoa (1952).
Siempre fiel a su convicción de que «la literatura no es más que una mantenida pelea con la literatura», así formulada cuando la presentación en Barcelona, allá por 1973, de una de sus obras más inquietantes e imprescindibles, Oficio de tinieblas 5, Cela estuvo en la brecha de los cuatro momentos capitales de nuestra novelística a partir de la posguerra —la recuperación del realismo tremendista, la novela social, el experimentalismo y el discurso de la posmodernidad—, siempre rompiendo con lo estereotipado y abriendo caminos que otros seguirían después. Pero también fue él quien mejor supo conectar con la tradición narrativa precedente —siempre discontinua en España, y gravemente perjudicada por la ruptura resultante de la Guerra Civil—, actualizándola a la luz de los intentos renovadores del género producidos en Europa y América desde el principio del siglo xx.
Basta recordar, a este respecto, otros títulos de Camilo José Cela como La colmena (1951), Vísperas, festividad y octava de San Camilo del año 1936 en Madrid (1969), Mazurca para dos muertos (1983) o Madera de boj (1999).
Ser escritor hasta sus últimas consecuencias implicaba, para Camilo José Cela, un completo haz de responsabilidades: desde el denodado esfuerzo por dominar el idioma hasta la hábil administración de una presencia social. Pero lo verdaderamente destacable de nuestro premio Nobel es que haya ido dejando testimonio de sus meditaciones sobre todos y cada uno de los aspectos que confluían sobre su vocación y su ejercicio profesional, que tan gallardamente defendió para sí mismo y para sus colegas del papel y la pluma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica caricatura acorde a la buena pluma de este excelente escritor.
Mª Ángeles.

Cristina Davó Rubí dijo...

Admirable Camilo José Cela, una fuerte personalidad y una pluma excepcional. Como plasmó en muchas de sus obras este genial escritor: "Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera."

Acabo de leer...y me gusta. dijo...

Bienvenida de vuelta, seguidora. Nos alegramos de tener,otra vez,tus sabios comentarios.