Hoy hace 98 años que nació Julio Cortázar, y mientras preparamos el primer aniversario de los 100 años, nos adelantamos con esta breve semblanza para que podamos ir leyendo alguna de sus obras hasta la citada fecha, 2014, que vendrá, sin duda repleta de homenajes, estudios y ediciones de su obra.
“Pasé mi infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del tiempo diferente al de los demás” (revista Plural n°44, México 5/1975). Cortázar fue un niño enfermizo y pasó mucho tiempo en cama, por lo que la lectura fue su gran compañera. Su madre le seleccionaba lo que podía leer, convirtiéndose en la gran iniciadora de su camino de lector, primero, y de escritor después. Declaró: “Mi madre dice que empecé a escribir a los ocho años, con una novela que guarda celosamente a pesar de mis desesperadas tentativas por quemarla” (revista Siete Días, Buenos Aires, 12/1973). Cortázar también recuerda que en cierta ocasión un pariente suyo (un tío o algo así) descubrió una serie de poemas suyos y se los dio a su madre, diciéndole que evidentemente esos poemas no eran míos, que yo los copiaba de alguna antología de poemas, por lo cual su madre llegó a preguntarle si esos poemas realmente eran suyos. Leía tanto que algún médico llegó a recomendarle leer menos durante cinco o seis meses y salir más a tomar un poco de sol. Muchos de sus cuentos son autobiográficos, como Bestiario, Final del juego, Los venenos y La señorita Cora, entre otros.
Julio Cortázar nació en Ixelles, Bruselas el 26 de Agosto de 1914, de padres argentinos. Murió en París, 12 de febrero de 1984. Llegó a la Argentina a los cuatro años. Paso la infancia en Bánfield, se graduó como maestro normal de escuela en 1932 y profesor normal en Letras en 1935, en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Inició estudios en la Universidad de Buenos Aires, los que debió abandonar por razones económicas. Trabajó en varios pueblos del interior del país. Enseño en la Universidad de Cuyo y renunció a su cargo por desavenencias con el peronismo. Publica su primer cuento, Bruja, en la revista Correo Literario. Participa en manifestaciones de oposición al peronismo. En 1938 publicó, con el seudónimo Julio Denis, el librito de sonetos “muy mallarmeanos”, como él mismo lo calificaría, Presencia.
En 1946, cuando Juan Domingo Perón gana las elecciones presidenciales presenta su renuncia. «Preferí renunciar a mis cátedras antes de verme obligado a sacarme el saco como les pasó a tantos colegas que optaron por seguir en sus puestos.» Reúne un primer volumen de cuentos, La otra orilla. Regresa a Buenos Aires, donde comienza a trabajar en la Cámara Argentina del Libro. En 1946 publica el cuento Casa tomada en la revista Los Anales de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis Borges. Ese mismo año publica un trabajo sobre el poeta inglés John Keats, La urna griega en la poesía de John Keats en la Revista de Estudios Clásicos de la Universidad de Cuyo. En 1947 colabora en varias revistas, entre ellas, Realidad. Publica un importante trabajo teórico, Teoría del Túnel, y en Los Anales de Buenos Aires aparece su cuento Bestiario. Al año siguiente obtiene el título de traductor público de inglés y francés, cursados en apenas nueve meses cuando normalmente se hacían en tres años, pero el esfuerzo le provoca síntomas neuróticos, uno de los cuales (la búsqueda de cucarachas en la comida) desaparece con la escritura del cuento Circe, que junto con los dos anteriores citados aparecidos en Los anales de Buenos Aires, será incluido más adelante en el libro Bestiario. En 1949 publica el poema dramático Los reyes, primera obra firmada con su nombre real e ignorado por la crítica. Durante el verano, escribe una primera novela, Divertimento, que de alguna manera prefigura Rayuela y que será publicada solo en 1986, después de su muerte. Además de colaborar en la citada Realidad, lo hace también en otras revistas culturales de Buenos Aires, como Cabalgata y Sur. En 1950 escribe su segunda novela, El examen, rechazada por el asesor literario de la Editorial Losada , Guillermo de Torre. Cortázar la presentará a un concurso convocado por la misma editorial, sin éxito, y, como la primera, verá la luz solo en 1986.
Fernando Vicente es el autor de la caricatura de Julio Cortázar.
En 1951 publicó Bestiario, una colección de ocho relatos que le valieron cierto reconocimiento en el ambiente local: son la muestra de una escritura donde ya surge el Cortázar deslumbrante por su fantasía y su revelación de mundos nuevos que irán enriqueciéndose en su obra futura: los inolvidables tomos de relatos, los libros que desbordan toda categoría genérica (poemas-cuentos-ensayos a la vez), y sus grandes novelas: Los premios (1960), Rayuela (1963), 62/Modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973). El refinamiento literario de Julio Cortázar, sus lecturas casi inabarcables, su incesante fervor por la causa social, hacen de él una figura de deslumbrante riqueza, constituida por pasiones a veces encontradas pero que han dejado una huella imborrable en la literatura del siglo XX.
Poco después, disconforme con el gobierno de Perón, decide trasladarse a París, ciudad donde, salvo esporádicos viajes por Europa y América Latina, residirá el resto de su vida.
Se casó con Aurora Bernárdez en 1953, una traductora argentina. Vivían en París, y en 1967, rompió su vínculo con Bernárdez y se unió a la lituana Ugné Karvelis, con quien nunca contrajo oficialmente matrimonio, pero quien le inculcó un gran interés por la política. Con su tercera pareja y segunda esposa, la escritora canadiense Carol Dunlop, realizó numerosos viajes, uno de los primeros fue a Polonia, donde participó en un congreso de solidaridad con Chile. Otro de los viajes que hizo junto a Carol Dunlop fue plasmado en el libro Los autonautas de la cosmopista que cuenta el trayecto de la pareja por la autopista París-Marsella. Tras la muerte de Carol Dunlop, Aurora Bernárdez lo acompañará durante su enfermedad y se convertirá en la única heredera de su obra publicada y de sus textos.
Se le considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, comparable a Jorge Luis Borges, Antón Chéjov o Edgar Allan Poe, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica, pocas veces vista hasta entonces. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el Surrealismo. Vivió buena parte de su vida en París, ciudad en la que se estableció en 1951, en la que ambientó algunas de sus obras, allí trabajó como traductor independiente de la UNESCO. En 1981 se le otorgó la ciudadanía francesa.
Cuentos
- La otra orilla, 1945 (cuentos)
- Bestiario, 1951 (cuentos)
- Final del juego, 1956 (cuentos)
- Las armas secretas, 1959 (cuentos)
- Todos los fuegos el fuego, 1966 (cuentos)
- El perseguidor y otros cuentos, 1967
- La isla a mediodía y otros relatos, 1971
- Octaedro, 1974 (cuentos)
- Alguien que anda por ahí, 1977 (cuentos)
- Territorios, 1979 (cuentos)
- Queremos tanto a Glenda, 1980 (cuentos)
- Deshoras, 1982 (cuentos)
El mundo literario de Julio Cortázar es un juego que recobra esa virtualidad perdida y se convierte en refugio para la sensibilidad y la imaginación. En muchos de los libros de Cortázar el autor juega con el narrador, juega con los personajes e incluso llega a jugar con el lector. Los cuentos de Cortázar se convierten así en más ambiciosos e iconoclastas que el resto de su producción narrativa. (Pedro M. Domene, Cuadernos del Sur, Diario Córdoba, 22/04/2004).
Novelas
- Los premios, 1960
- Rayuela, 1963
- 62 Modelo para armar, 1968
- Libro de Manuel, 1973
- El examen, 1986 (escrita en 1950)
- Divertimento, 1986 (escrita en 1949)
- Diario de Andrés Fava, 1995 (obra póstuma)
Además escribió, teatro, poesía y una miscelánea de obras de carácter muy diverso que reflejan el mundo maravilloso de un Cortázar tan original como innovador.
2 comentarios:
Estupenda semblanza de Julio Cortázar para ir abriendo boca antes del Centenario de su nacimiento.
Como se dice en el blog, auténtico maestro del relato breve. Para Cortázar, las palabras no tienen el mismo significado que para los demás; con cada vocablo empieza para él un recorrido misterioso que debe descubrir a través de su imaginación y su escritura. Ya de pequeño jugaba con su madre a descifrar las formas de las nubes y a inventar historias a partir de eso. Como dice el propio Cortázar: "Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal y como me son dadas."
Excelente comentario, por lo tanto sólo me queda el placer de ratificarlo.
Mª Ángeles.
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