Historia
Los
magos de oriente son personajes citados en la Biblia, en el Nuevo Testamento. Es poco lo que
realmente se sabe de ellos: se ignora cuantos eran y de qué tierras proceden.
Escrituralmente, solo es sabido de ellos que cuenta el Evangelio de Mateo:
Nacido,
pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente
a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de
nacer? (Mateo 2,1-2).
Y
al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y
mirra. (Mateo 2:11).
Cuadro de Mantegna
La historia sigue contando cómo un ángel se apareció a los tres reyes magos y les advirtió del peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio.
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Melchor, Gaspar, Baltasar...
Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad y representantes de las tres edades del hombre.
La
llegada de los Reyes Magos es un tema tratado también en los Evangelios
Apócrifos. Según la tradición esotérica aplicada al cristianismo, estos
personajes procedían del lugar donde se encontraba el Preste Juan.
Otra
leyenda cuenta que después de la Resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló
en Saba (India), que fueron bautizados y que se les consagró obispos; después
fueron martirizados en el año 70 y fueron depositados en el mismo sarcófago.
Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente,
Federico I Barbarroja, en el siglo XII, las trasladó a Colonia, donde hoy
reposan sus cenizas con las coronas que supuestamente llevaron durante su
existencia.
Actualmente
en la catedral de Colonia, se veneran los supuestos restos de los Reyes Magos
en una urna dorada colocada en el altar mayor.
Si
bien parece contradictorio que practicantes de la magia (severamente amonestada
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) sean admitidos como adoradores
del Mesías, el término griego no era utilizado preponderantemente para
referirse a los hechiceros; se utiliza, en este caso para referirse a hombres
sabios (cual se los llama en diversas versiones de la Biblia en inglés), o más
específicamente, hombres de ciencia. De hecho, también poseían conocimiento de
las Escrituras (Mateo 2:5-6).
San
Mateo nos deja ver que eran astrónomos que conocían con precisión el movimiento
de la estrella. Aunque bien intencionados, su visita es causa de turbación
general y del celo de Herodes (2:3). A pesar de ser anciano y de haber reinado
ya por más de treinta años, Herodes les ruega que averigüen el sitio preciso
del nacimiento del Mesías (2:8) con el fin de acabar con su potencial sucesor.
Los sabios, que no sospechan esto, encuentran al Niño, al cual adoran y
obsequian oro, incienso y mirra (2:11), pero prevenidos por un ángel (2:12), no
regresan con Herodes. Iracundo, el rey manda a matar a los niños menores de dos
años. Para entonces, José ha sido avisado en sueños (2:13) de huir a Egipto con
los suyos.
A
partir de ese relato, tanto la Iglesia Católica como el vulgo en general han ido
elaborando una historia sobre los hechos y la personalidad de estas tres
figuras, incluyendo el presunto estatus real.
Desde
muy antiguo el tema de los Reyes Magos ha sido ejecutado por artistas pintores
y escultores. Les han representado en número de tres, cuatro, y en algún caso
(pocos) en número de dos. Actualmente existe en el mundo un monumento a la
figura de los reyes magos, se encuentra en la localidad alicantina de Ibi,
España.
1 comentario:
Muy interesante su historia.
Rubén Ayén Galera 1ºBHCS-B
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