Las ratas del Titanic
Primeros ejemplares del libro
Miércoles,
10 de abril de 1912
Cap.
1
Desde el muelle, mientras se alejaba, aquel barco
mantenía un aspecto colosal y regio. Numerosos pasajeros saludaban en las
cubiertas, incluso desde las cuantiosas ventanas que, por todo el casco, se
asomaban en una larga hilera de ojos diminutos, dispuestos ordenadamente. Desde
el castillo de proa, un animado grupo de marineros gritaba y agitaba sus
brazos, en una clara actitud de despedida. Visibles, aún no muy lejos,
fondeados, otros dos grandes transatlánticos, el New York y el Oceanic, emergían
sobre las tranquilas aguas del puerto, que lentamente se iba perdiendo de la
vista.
En algún
rincón del enorme buque, apenas perceptible, una musiquilla alegra el ambiente.
Alguien toca la armónica y, cuando tras unos minutos la melodía cesa, el
extraño personaje saluda con su gorra a la concurrencia, mientras adopta una
pose desafiante, a la espera de un merecido aplauso por su actuación. La pieza
muy pegadiza, sin embargo, es poco conocida para los presentes. Aquel diminuto
se siente, sin duda, alegre y jovial, mientras insiste en sacar los acordes
oportunos a fuerza de soplar en su pequeño instrumento. Todo transcurre en una
aparente normalidad a su alrededor, pero cuando pone punto final a su música,
Sam, que así se llama el improvisado intérprete, se ve rodeado por una pequeña
multitud de Ratas que, con ojos inquisitorios, se preguntan cómo es posible que
alguien pueda armar tanto jaleo, sobre todo en aquellos momentos donde la
atención está puesta en la maniobra de salida del puerto, y la tripulación del
enorme transatlántico, siguiendo órdenes de la cabina de mando, vigila
cualquier movimiento extraño ocasionado a bordo.
Málaga, E.D.A, 2014
PVP: 9.90 €
150 Págs. / 200 x 135
mm. / Rústica
Ficción general
(infantil/juvenil
3 comentarios:
La edición es mucho más bonita en la mano. Y la historia de estos pequeños viajeros del Titanic promete... Habrá que leérselo esta Semana Santa.
Pues...a echarle fantasía a la historia.
Mªb Ángeles.
Tiene muy, muy buena pinta. Lo leeremos.
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