La etiqueta de “Literatura infantil y juvenil” de no deja de molestar en algunos sectores de la edición y de la escritura. Tal vez porque, “etiquetar” algunas obras escritas por algunos autores que ni siquiera se habían planteado la cuestión, no deja de ser una auténtica paradoja. Durante las últimas décadas hemos asistido a los fenómenos editoriales de Harry Potter, El niño con el pijama de rayas, Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea o Corazón de tinta. Sin que podamos afirmar que estas lecturas, precisamente, tengan o deban ser consumidas por jóvenes lectores entre los 12 o 17 años.
El cartel que ahora reproducimos postula alternativas tan válidas como auténticas.
4 comentarios:
¡Éstas manías de etiquetar! Nunca he estado de acuerdo con etiquetar la Literatura, y mucho menos he estado de acuerdo con el término Literatura Juvenil (más bien es un estrategia de publicidad y ventas). Además ¿qué criterio se usa?
El Señor de los Anillos, Cinco semanas en globo, Cien años de Soledad, La sombra del águila,... ¿son literatura juvenil? No, son sólo historias, y como tales, para toda edad desde que el cerebro espabila.
Podríamos discutir si están bien o mal escritas, organizadas, estéticas, pero no de edades. Eso es una falacia.
Estimado seguidor, de acuerdo completamente contigo, aunque me temo que seguiremso etiquetando. Hemos leído novelas juveniles con un trasfondo extraordinario, y solo debemos planteranos, como bien dices, si la historia está bien contada y quiénes son sus protagonistas, jóvenes o maduros personajes, que solo hilvanan lo contado y poco más. Pero bien está que se muevan actitudes como estas y que se sigan cuestionando cosas. Lo importante, siempre, siempre, será el mundo del libro y de la lectura. Falta nos hace.
Gracias, una vez más por tus juiciosos criterios.
Clasificada juvenil, o no, lo importante es que "nuestros jóvenes" se enganchen en la lectura y, a ser posible, en la buena literatura.
Mª Ángeles.
Eso es, por encima de las etiquetas, lo importante es leer. Cuando yo era niña leía todo lo que caía en mis manos, sin saber si era infantil, juvenil o qué, simplemente me gustaba o no. Y, efectivamente, ¿qué criterio se sigue para tildar un relato de "juvenil"? Las palabras,las historias, los cerebros no tienen edad.
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