DE CÓMO ÉRAMOS
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Parece que en el año arta de Navidad a cada uno,
decidió encargarle a su amigo John Horsley, maestro litógrafo, el diseño de una
tarjeta más una impresión de 1000 ejemplares litográficos.
Este suceso generó la “tradición
victoriana” de enviar postales navideñas, adoptada y fomentada por la Reina Victoria, y
estimulada por el relato ''A Christmas Carol'' de Charles Dickens en el mundo
entero.
Antiguamente, pasaban por las casas algunos días
antes de las fiestas de Navidad todos los que, en algún momento del año habían
prestado algún servicio a las familias, ¡y los que no también! pidiendo ''el
aguinaldo'' (algo tan sencillo como, en nuestro país, 10 ó 15 pesetas, (hoy
apenas 10 céntimos de euro), una barrita de turrón o unos polvorones, una
botella de vino o de cava...), y a cambio nos hacían entrega de unas postales,
a través de las cuales nos deseaban unas felices navidades y un próspero año
nuevo...
¡Son tan
antiguas como las que siguen! (principios de 1900 y muy de moda en los años 60
y 70).
1 comentario:
Así éramos... y así sigo siendo yo. Mientras vendan, yo continuaré escribiendo cada año las postales navideñas a mi gente más querida. Lástima que una tradición tan bonita se pierda.
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