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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Tercera propuesta de lectura



Puñal de claveles 
de Carmen de Burgos


          Recordaremos especialmente su posición en el periodismo, en el que se había iniciado desde su llegada a Madrid en 1901, procedente de su Almería natal. Muy pronto, desde el 1 de enero de 1903, se convirtió en la primera mujer redactora de un periódico, del naciente Diario Universal, donde le fue encomendada la columna diaria que firmaba como Colombine, el pseudónimo con el que ya siempre fue popular. Otras puertas siguió abriendo la autora dentro del periodismo. En agosto de 1909, llegó a Melilla en pleno conflicto para enviar sus crónicas a Heraldo de Madrid, y se convirtió así en la primera mujer española corresponsal de guerra. 

          A lo largo de tres décadas, acumuló un legado de miles de artículos publicados en la prensa española y extranjera. En paralelo fue creando una extensísima labor literaria y erudita, cercana a los dos centenares de títulos: novelas largas y cortas (más de un centenar), ensayos, biografías, libros de viajes, estudios literarios, traducciones, libros de entrevistas, prólogos, semblanzas de escritores, manuales de divulgación práctica... Fue la labor de una polígrafa, una inmensa labor de una figura descomunal. 


Puñal de claveles

Dentro del ciclo de Rodalquilar, es una novela de muy importante significación porque, aunque muy breve, cierra el ciclo y, en realidad, toda la obra de Carmen; el mensaje que contiene se convierte en símbolo de su trayectoria literaria y humana, y en testamento final. 

Nos sitúa el argumento en un universo de sobra conocido para un lector que hubiera seguido el despliegue del ciclo de relatos; apenas se hallan personajes, lugares, anécdotas o costumbres que nos sorprendan o que nos parezcan nuevos. Nominalmente, la acción se presenta extendida en el espacio del Campo de Níjar, pero las señas narrativas de ese espacio se reducen a las ya conocidas del valle de Rodalquilar. El cortijo central no es La Unión sino el Monje, aunque con idénticos rasgos. Y los elementos recurrentes que pueblan la novela son incontables: la madre obesa; el buhonero con su arqueta de objetos; la situación de las mujeres en el matrimonio, casadas casi adolescentes; el ritual de la comida en el cortijo; las estrellas para medir las horas; la composición del banquete de bodas; el ajuar de la novia; cantar a dos voces los hombres en la noche para fingir compañía; lanzar piedras a las cruces del camino; los pañuelos de las mozas, de los colores “garbanzo, tórtola y aceite”, etc. 



Se estructura en cinco capítulos de muy diversa extensión, encabezados por sus propios títulos.    
          El primero “La primera amonestación” (I) ocupa casi la mitad del relato y es predominantemente descriptivo; en él se presenta el argumento, los antecedentes de los personajes y las costumbres que los envuelven. 
           “El ramo de flores” (II) es en parte descriptivo, pero con él se inicia la acción.

          “El embrujamiento del perfume” (III) y finalmente, 
           “La revelación” (IV) construyen el desarrollo narrativo, y con ellos aparecen ya elementos dramatizadores y líricos. “Doble pasión” (V) es un desenlace dramatizado, muy condensado, que rebosa lirismo.

  Y el enlace online:
http://www.juntadeandalucia.es/cultura/bivian/media/flashbooks/lecturas_pendientes/punal_de_claveles/index.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra nueva recomendación que sumamos.

Rubén Ayén Galera 1ºBHCS-B