Una
vez que las letras atrapan al lector, es difícil alejarse de ellas para
siempre. Nada puede compararse con el sentimiento de estar a pocas hojas de
terminar una obra literaria cuando eres niño y ser enviado a la cama, donde la
oscuridad reina y las letras desaparecen, para entonces prender una lámpara,
conseguir que la luz bañe las hojas para que las letras despierten y nos guíen
hasta el final de la historia. La infancia y la literatura son dos cosas que
deberían ir de la mano.
Pero
hay libros que cuando leemos de niños, no volvemos a tocar en nuestra vida.
Pues nos han dicho que son libros indudablemente enfocados a un sector
infantil. Estos textos contienen lecciones de vida que marcan a tantas
personas que es imposible no considerarlos grandes piezas literarias. Algunos
pueden ser libros muy cortos, pero la profundidad que expiden en las pocas
páginas que lo conforman son realmente asombrosas.
El libro salvaje – Juan Villoro
Uno
de los escritores mexicanos más representativos del momento ha creado piezas
literarias que pasarán a la historia entre las mejores novelas de la literatura
mexicana como El testigo o Arrecife. Pero este cronista, ensayista, novelista y
más, también ha creado literatura infantil. En El libro salvaje muestra de
forma amena la libertad que un libro puede traer a nuestras vidas cuando menos
lo esperamos.
La ladrona de libros – Markus Zuzak
La versión en película le dio mucha más fama a esta novela narrada por la misma muerte, pero la
novela siempre tiene más para aprender y lidiar con temas como la muerte, el
abandono y la masacre de la
Segunda Guerra Mundial; situaciones difíciles para un niño
como para un adulto. La historia de Liesel Meminger es capaz de conmocionar
hasta las lágrimas a cualquier adulto que se deje atrapar por su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario