Tal día como hoy, 8 de julio, nació
Jean de La Fontaine
(Château-Thierry, Francia,
1621-París, 1695) Poeta francés cuya fama se debe a sus doce libros de Fábulas,
consideradas modelo del género. Nació en una familia acomodada: era el hijo
mayor de un consejero del rey encargado de la guarda de dominios forestales y
de caza. A su llegada a París, en 1635, fue novicio en una orden religiosa
durante un año y medio y luego siguió estudios de derecho. En 1652 compró el
cargo de maestro particular trienal de Aguas y Bosques y en 1658 heredó de su
padre otros dos semejantes. El ejercicio de sus funciones le dio ocasión de
observar la vida rústica y le permitió consagrarse a las letras al mismo
tiempo.
En 1654 dio a conocer una
adaptación de la comedia de Terencio, El
eunuco, que le valió los favores del ministro de Finanzas Nicolás Fouquet,
a quien en 1658 dedicó su poema Adonis,
inspirado en Ovidio, y al que en adelante proporcionó madrigales, sonetos y
otros versos a cambio de su mecenazgo.
Los años de 1660 fueron los más
productivos de su vida literaria. En 1665 publicó sus primeros Cuentos, inspirados en autores como
Boccaccio o La Salle,
cuyas historias alteró notablemente, y en 1668 sus primeras Fábulas. Todavía mayor fama obtuvo, sin
embargo, con sus Fábulas, conjunto de
narraciones en verso protagonizadas por animales que actúan como seres
racionales, y cuyo objetivo es ofrecer una enseñanza moral. Inspiradas en las
fábulas clásicas y dotadas de un agudo sentido del humor, fueron agrupadas en
doce libros y publicadas entre 1668 y 1694.
Las Fábulas
constituyen deliciosas comedias y dramas en miniatura, con personajes
excelentemente caracterizados, escritas en un lenguaje de gran naturalidad y
fluidez expresiva; a través de ellas legó a la posteridad una visión irónica y
un tanto escéptica de la sociedad.
Las Fábulas
La
fábulas de La Fontaine
se agrupan en doce libros. Los seis primeros, que contienen 124 fábulas, fueron
publicados en 1668; los cinco siguientes (89 fábulas), en 1678-79, y el último
(27 fábulas), en 1694. Su título exacto, Fábulas
escogidas y puestas en verso, declara ya el intento del autor: dar forma
poética a las mejores composiciones de los maestros antiguos (el griego Esopo y
el latino Fedro) y de otros autores modernos. Al comienzo de la obra, La Fontaine traza una
biografía un tanto fantástica del inventor del género, Esopo.
El fin de la fábula siempre es el
de instruir: el autor lo recuerda a menudo, afirmando a la vez su voluntad
artística, al declarar que abre un nuevo camino, el de la fábula poética. La
fábula, que para los humanistas italianos (Bevilacqua, Faerno) y para los
franceses del siglo XVI (Haudent, Guéroult) era un género inferior, con La Fontaine alcanza la
grandeza de los antiguos, con un más acusado carácter artístico, abandonando la
excesiva brevedad de Fedro.
Dejándose llevar por su gusto por la narración, La Fontaine aúna en sus
fábulas este amor al relato con la seriedad moral y con la infinita variedad de
motivos.
2 comentarios:
Las fábulas de La Fontaine son historias que todos los niños deberían conocer. Un paseo perfecto para iniciarlos en valores fundamentales.
La fábulas siempre tienen mensajes para reflexionar, por lo tanto apliquémonos "la fábula".
Mª Ángeles.
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